¿Podría decir brevemente algo sobre el origen de la formación?

Los precursores de la formación surgieron en EE.UU. en los años 80 como respuesta a la pandemia del SIDA. Encuentro eso particularmente interesante porque actualmente estamos en una pandemia nuevamente. La profesión tiene que reinventarse y plantearse cómo se puede enseñar online el aprendizaje somático. En ese momento, el impulso de decir vino de la escena gay en particular y del activismo y la resistencia: No queremos que se patologice nuestro deseo y nuestra identidad de género. Más bien, queremos poder vivir nuestra sexualidad a pesar de la pandemia, porque la curación también ocurre aquí, tanto individual como colectivamente. Esto planteó la cuestión de cómo los seres humanos pueden usar la energía sexual, no solo en el contexto de la penetración de dos personas, sino como una forma de curación grupal, como la masturbación colectiva o el yoga orgásmico. La persona que entonces fundó SexBod se dio cuenta rápidamente de que esto no solo se aplica a este grupo especial, sino que en realidad es un enriquecimiento para todos.

Ese algo surge de un movimiento queer y en realidad tiene un poder transformador para todos, esa es casi mi religión, diría yo. Como regla, la opresión es opresión en ambos lados, no en el sentido de opresión mutua, sino: Incluso una mayoría opresora sufre por lo que hace.

Absolutamente. Y aunque creo que es genial cuando es accesible para todos, quiero ofrecer mi trabajo especialmente a aquellos que no están en una posición tan privilegiada. Una actitud reflexiva sobre la discriminación es extremadamente importante para mí. Al final del día, mi trabajo no lo paga ningún seguro médico, por lo que surge rápidamente la pregunta: ¿Quién tiene los recursos económicos para pagar una sesión de SexBod? Pero también: ¿Qué tan inclusivo, qué tan libre de barreras diseño mi trabajo?

Trabajo corporal interseccional, por así decirlo. Pero volvamos al entrenamiento: ¿Dónde lo hiciste entonces?

A través de un instituto australiano. Primero solo en línea y luego nos reunimos aquí en Berlín durante diez días.

¿Qué, realmente volaron todos aquí?

Sí, se juntaron personas de 15 países. Y para mi asombro, no surgieron mayores conflictos. Porque todos pudieron quedarse con ellos mismos, siempre miraron lo que le está pasando a mi cuerpo, ¿qué necesito en este momento? ¡Nunca me había sentido tan vivo en mi vida! Sabía diferente, caminaba diferente, toda mi experiencia sensual era como si estuviera en un estado de embriaguez. Autocuidado, eso suena tan fácil. Pero es una cosa completamente diferente cuando eres testigo de ello. Sentirse aceptado y visto desnudo sin ser sexualizado de inmediato, eso también es muy transformador a nivel colectivo. Ese es el gran potencial de mi profesión. Especialmente en áreas que están asociadas con la vergüenza o el trauma transgeneracional. En la pandemia actual, tanto más importante, pero también más desafiante: tocar en tiempos de inseguridad.